Como se sabe las relaciones públicas se dirigen al hombre estableciendo su función social, lo mismo sucede con la propaganda, pero el primero tiene una razón de ser, una estrategia y unos objetivos muy diferentes a los de la propaganda.
Las relaciones públicas se dan por un esfuerzo constante en el comportamiento y la información, debiendo mantener una relación de confianza entre la organización y sus diferentes públicos, directa o indirectamente relacionados con algunas funciones de la empresa.
Cada uno de estos públicos ve a la organización desde una perspectiva propia y que causa intereses diferentes.
El público conformado por el personal ve a la organización como un empleador, el público formado por los accionistas la ve como un gerente de capitales. Los clientes la ven como un productor de bienes y servicios. Los demás públicos las ven bajo diferentes ángulos.
Para estos públicos diferentes, la visión de la empresa no es única, ni semejante.
Según el público y la función de la empresa que se vincule, su visión será diferente, obviamente que sus juicios y expectativas serán diferentes.
De acuerdo a los públicos diferentes, se trata de trabajar con ellos y crear condiciones que les permitan implantar el diálogo, que sea de confianza, entre lo hombres dentro de los grupos y entre los grupos en el centro de la sociedad. En base a este intercambio recíproco podemos llegar al conocimiento real, a la comprensión mutua y a la vida armoniosa de la sociedad y el grupo.
Uno de los objetivos de las relaciones públicas es: construir relaciones de confianza no es, pues, minimizar su papel. Es por el contrario, hacer de ellas una función de dirección y gestión y el instrumento esencial del management que basa su eficacia en la adhesión y la participación.
Otra vez podemos ver una de las grandes diferencias entre la publicidad “estrategia del deseo” y las relaciones publicas “estrategia de la confianza”. Provocar el deseo es una cosa, pero obtener la confianza es otra.
En un grupo, en una sociedad humana las relaciones de confianza es una pieza clave en la comunicación, ya que si las relaciones son buenas, el grupo evolucionará favorablemente, en cambio si las comunicaciones son malas, toda la vida económica y social del grupo se estancará.
Entonces podríamos decir que las relaciones de confianza le abren al hombre y al grupo puertas inmensas con mejores posibilidades, que en el camino tendrán que utilizar a la hora de cumplir sus objetivos.
Una empresa no puede vivir ni prosperar en el tiempo sin la confianza, siendo justamente las relaciones públicas la estrategia concreta que permite lograr esta confianza.
Confianza no sólo de sus clientes, si no también de su personal, de sus proveedores, de la administración, de todos aquellos que también dependen de la organización que pueden favorecer o frenar la marcha de esta empresa. Por eso, la confianza es el multiplicador de inversiones más eficaz y también la garantía más segura de la perennidad de la empresa.
Transformar el conjunto de nuestros públicos en socios es uno de los principales objetivos de las relaciones públicas y comenzando por el primer público de la empresa: su personal.
Un concepto inicial: el hombre social
Durante muchos años el hombre no era considerado en su función social. La empresa lo ignoraba, parecía que no tenía ninguna influencia sobre ella. El hombre productor entraba a la empresa u oficina y en la puerta de ingreso dejaba sus atributos de hombre social, es decir, sus reclamos, ideas, opiniones, su derecho a juzgar, a criticar.
Hoy en día las cosas cambiaron, el hombre social ya no se separa del hombre productor. Ahora entra a la oficina, en la empresa, y es él quien guía el comportamiento de este hombre productor, quien lo estimula a la participación activa o pasiva e incluso a la ruptura de la participación.
Si el productor es quien participa del acontecimiento (huelga), siempre es el hombre social quien la declara.
Por ende, el hombre social ejerce sobre el comportamiento del productor y el consumidor y en consecuencia, sobre el destino de la empresa.
El socio
Las relaciones públicas toman al hombre social bajo el ángulo de sus necesidades, lo consideran un socio, es decir un compañero de juego. Por tal motivo la necesidad esencial de un socio es participar.
Es a través de la participación que un hombre puede revelarse y convertirse en sí mismo. De esta participación sincera de todos los miembros depende el éxito de esta empresa.
Para poder participar:
- Es necesario, como deber primario, saber a qué se está jugando y para saberlo hay que manifestarlo, explicarlo claramente y honestamente.
- Es necesario que las bases de este juego sean admitidas y respetadas por el conjunto de los socios.
Pretender la participación es crear las condiciones y las relaciones publicas pueden contribuir de manera decisiva en el seno y entorno de la empresa que hacen:
- Que cada socio se sienta vinculado por el juego de la empresa, ya que conoce las reglas y lo que esta en juego, luego puede situar su participación y comprender en qué le concierne el juego.
- Que se sienta responsable de las cartas que juega ya que dispone de toda la información. Pues tiene que tener la iniciativa suficiente como para contrarrestar los pros y contra en la toma de sus decisiones.
- Que se sienta solidario con aquellos con los que juega, ya que debe tratar a los demás de igual manera como él lo tratan, porque ellos también forman parte del equipo, pues sienten los lazos de interdependencia que existen entre él y ese equipo.Que se sienta considerado por los otros miembros del grupo, pues se le muestra que sus esfuerzos son reconocidos y conozca a su alrededor la confianza que necesita.
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